Capítulo 10


Lucas agarró el móvil. Marcó el número de Hayley. Nada. No daba señales de vida. Aunque la notaba cerca, muy cerca. Através de la ventanilla del coche vio el cartel de “Esta saliendo de Menhide” y por detrás del mismo cartel “Esta entrando en Menhide” “Le gustara tanto que no querrá irse”. El mismo que había visto Hayley hace unas horas. Pero Lucas se quedo fijamente mirando la caligrafía de Hayley. “Pues yo sólo sueño con salir de aquí”. ¡Eso es! Sus sueños eran salir de Menhide y lo había hecho.

Aceleró y siguió conduciendo por el bosque. De lejos divisó colina abajo la moto hecha trizas de Hayley. ¿Y si…? No. Eso sería imposible. Hayley habría subido por la colina y habría continuado. Pero un vistazo no estaría mal. Aparcó el coche y lo dejó en un borde del camino. Nervioso, bajó colina abajo con mucho cuidado de no caerse, amarrándose a los árboles. Sólo estaba la moto de Hayley. Eso era bueno ¿no? Eso significaba que Hayley estaría sana y salva y más adelante en el camino.

Se volvió a montar en el coche y prosiguió su camino a través del bosque, observando atentamente algún rastro de Hayley.

* * * * *
Hayley siguió muy de cerca de Alazne y Melissa. Tenía miedo de lo que podrían hacer. Aunque eso era ridículo. Cuando Hayley tendría que sentir pánico, no lo sentía, pero cuando no tendría que sentir nada, siente el pánico más absoluto. Iba al revés de todos. Pero ella era así. Podría ser un bicho raro, pero era un bicho raro que funcionaba del modo reverso a la mayoría de las personas del planeta Tierra.

El trío salió del parque artificial continuando por el camino por el que había venido Hayley. Fue entonces cuando el coche de Lucas pasó en frente de las narices de sus narices.

-¿Lucas?

* * * * *
-¿Hayley?

Frenó agresivamente en el bordillo. Provocando un invisible accidente con el aire. Bajo del coche a todo correr y se dirigió a Hayley lo más deprisa posible.

* * * * *
Hayley, al ver como Lucas frenaba, se encauzó a él dejando atrás a Melissa y Alazne. Ya no importaba nada.

Cuando sus cuerpos se encontraron, se fundieron en un gran beso. Como si no hubiese mañana, como si no existiera nada más que ellos.

-No te separes de mi nunca más.-rogó Lucas a Hayley interrumpiendo durante un corto lapso de tiempo su beso con Hayley. Estaban tan juntos que parecía un secreto. Este era su secreto.
-Te prometo que no lo haré.-respondió Hayley en un sonido casi ininteligible.

-Ejem.-interrumpió Melissa un poco enfadada.-¿podemos dejar las relaciones intimas para otro momento?
-Tenemos que encontrar a tu amiga.-prosiguió Alazne, ya de los nervios.

Lucas y Hayley se apartaron, con sus caras sonrojadas de la vergüenza y sus labios un poco hinchados. Lucas no aparto el brazo que rodeaba con la cintura a Hayley, sino que lo apretó más fuerte obligando a Hayley aproximarse mucho más a él.

-¡Esperad!-interrumpió Lucas con una sonrisa dibujada en su cara.-¿Por qué no vamos en mi coche?
-Buena idea, rubito.-contestó Melissa inmediatamente.-yo conduzco.
-¡Yo delante!-saltó Alazne toda emocionada ante la idea de viajar en coche.

Todos se apresuraron a subir al coche. Y como habían acordado, Melissa y Alazne se pusieron delante.

-Vamos a ver que música escuchas.-dijo Alazne ante la idea de aburrirse en el camino.

Y en cuanto el coche se lleno de las armoniosas melodías de My Chemical Romance, Alazne se tapo los oídos y sacó inmediatamente el CD.

-¡Qué música tan apestosa!-se quejó a la vez que sacaba de su cartera un CD.-Menos mal que siempre llevo conmigo un CD de Justin Bieber.
-¿Esa basura?-se quejó Hayley.
-No es basura, y si te gustan tus manos, no se te ocurra meterte con el grandioso Justin Bieber.-Y en ese instante ya estaba sonando Never Say Never a todo volumen.
-Lo qué tú digas.-farfulló Hayley enfadada para si misma.

Durante todo el camino, Hayley y Lucas se agarraban de las manos, se daban besos y se abrazaban muy mimosamente. Aunque a su propio ritmo musical, al ritmo de Airplanes en su mente mientras que Alazne y Melissa disfrutaban de Justin Bieber a todo volumen.

El paisaje se alejaba rápidamente por la ventanilla. Aunque parecía que nadie prestase atención menos Hayley, que no paraba de mirara a través de la ventana. Observando detenidamente cada cosa. Cada sombra, cada movimiento, cada cosa extraña. Hasta que Melissa frenó de golpe el coche de Lucas propinando a este y a Hayley un duro golpe contra las cabeceras de los asientos de adelante.

-¿El hospital?-se quejó Hayley.
-Si, monina. El rubito nos ha dicho que vio tu moto destrozada colina abajo y estaría más segura si nos cercioramos de que estas bien antes de que tengamos que llevarte en brazos a cualquier sitio.
-¡Pero yo estoy bien!
-¡A callar!-espetó Alazne a la vez que se desataba el cinturón.
-Te mato.-susurró Hayley a Lucas, enfadada por obligarla a ir a un hospital.
-¡Venga, vamos! Sabes que me preocupo mucho por ti y no quiero que tengas nada roto.
-Tú si que vas a tener algo roto como no me sueltes ahora mismo.
Los brazos de Lucas hacían presión en ella para bajarla del coche pero el único remedio que tuvo fue cogerla en brazos. Deja vu. Como el día en que Hayley se desmayó.

-¡Suéltame ahora mismo, pedazo de cerdo!-gritó Hayley a fin de que Lucas la soltase, pero no. -¡Que me sueltes!-Nada.
-Venga, rubito. Vamos a urgencias.
-Me gustaría más que me llamases Lucas.
-Y a mi me gustaría más tener un mercedes.

Obligaron a Hayley a ir al hospital. Esta, se enfurruñó y fue con muy mala cara. Como si se hubiese aplicado botox y le hubiese quedado mal. Aún con Hayley entre sus brazos, Lucas espero su turno en la cola de emergencias.

-Buenos días.-dijo la recepcionista, amable y cordial.
-Buenos días, señorita. Creemos que nuestra amiga tiene algún hueso roto. Tuvo un accidente en moto.
-Bien, pase a esa sala.-ordenó, señalando una sala a su derecha.- Katie, por favor, tráele una silla a esta jovencita.

Katie agarró una silla de ruedas de la fila donde se encontraban todas, y se la llevó a Hayley. Lucas la posó con delicadeza en la silla de ruedas y dejó que la enfermera la llevase hasta la sala indicada por la recepcionista. Después de unos minutos de espera, en los que Hayley amenazaba a Lucas con matarle, estrangularle y demás inminencias ofensivas, la doctora vino. Era increíblemente guapa. Alta y delgada. Como una supermodelo. Hayley leyó en su placa: Dctra. Hardwicke. Hayley se sorprendió. ¿Hardwicke? Pensaba que era la única Hardwicke que rondaba por los alrededores de Menhide.

-Haber, tú eres Hayley Lane Hardwicke. ¿No?-notaba su voz tensa al pronunciar Hardwicke, pero intentó contenerse.
-No, sólo estoy aquí para guardarle el sitio.-pronunció sarcásticamente.- ¡Pues claro!
-¡Vaya! La muchacha tiene carácter.
-¡Vaya! La doctora me ha descubierto.-la respondió sarcásticamente.
-Cuidado con lo que dices y a quién se lo dices.

Hayley se calló por no querer discutir. No le apetecía gastar fuerzas que luego aprovecharía en matar a Lucas. Ese no era su estilo. Hayley también notó que la doctora tenía el mismo color de cabello. El mismo rojo sangre desmechado a negro.

-¿Se me hace a mi o la doctora es clavada a ti?-le susurró Lucas disimuladamente.
Hayley Se pasó sus manos por su cara toqueteándose todo; boca, nariz, ojos, todo. Se puso nerviosa. ¿Y si sería alguna prima de alguna tía desconocida? Imposible. Su padre no tenía hermanos.

-Haber, te voy a ser sincera.-empezó he echarse hacía delante para hablar con la doctora.-Te apellidas igual que yo, tienes el mismo cabello que yo y nos parecemos increíblemente. Ahora quiero que me digas, ¿quién coño eres?
-La doctora Irina Hardwicke, de urgencias. Así que ya te estas sacando la absurda idea de que soy tu prima porque papa no tenía hermanos.

Cuando Irina dijo papa ya era demasiado tarde, Hayley se dio cuenta.
-¿Por qué le has llamado papa?-la interrogó Hayley.
-Porque…-se puso nerviosa- porque…
-¡Suéltalo ya!-la espetó Hayley enfadada.
-¡Porque yo soy tu hermana!-gritó Irina, nerviosa ante la reacción de Hayley.
-¿Qué? Eso es imposible. Soy hija única.
-Eso te hicieron creer. Cuando yo y Scarlet nacimos, no había dinero en casa y nos tuvimos que ir a un orfanato. Se supone que íbamos a regresar a casa a los 18 para saber como estaban papa y mama pero naciste tú y mama no quiso que volviésemos para no confundirte ni agobiarte.
-¿Pero como que no había dinero? ¡Pero si soy rica! Y, un momento….¿Quien es Scarlet?
-Mi hermana gemela.
-¿Qué? Osea, muere mama, y cuando necesito de alguien, no estáis. ¡Increíble!
-¿Ha muerto mama?-dijo con una voz rota, frágil.- ¿Hace cuanto?
-3 meses.

Irina rompió a llorar mojando su perfecta cara de porcelana. El rimel ensuciaba sus mejillas y sus ojos se volvían de una intensa verde hiedra dejando atrás el negro azabache.

-Bueno, ¿qué?-saltó Melissa rompiendo el incomodo silencio que se formó.- Hemos venido aquí haber si tiene roto algo. Y sinceramente, tenemos prisa.
-¿Prisa? ¿A dónde vais?
-Es una historia muy larga.-le explico Hayley posando la mano en el hombro de Irina. Luego se quejó.
-Será mejor que te revisemos ese hombro.

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