Capítulo 3

-Muy bien, que te tramas.-espetó Hayley con brusquedad mientras cerraba con un puñetazo la taquilla de Andrew.-He leído la nota. Quiero saber que pasa. Te cuelas en mi jardín e invades mis escaleras, luego esa extraña nota. Quiero saber que ha pasado con Alison.
-Hola Hayley. ¿Qué te trae por aquí?
-Muy bien Andrew. Déjate de juegos. Lo has conseguido, me he acercado a ti. Ahora, dime todo lo que sepas sobre Alison.
-Yo no se nada. Deberás preguntar a otro.

Andrew se fue sin mediar palabra, justo como Hayley con Lucas. Ella se quedo apoyada en las taquillas mientras buscaba el por qué Andrew se portaba con tanta indiferencia.

Mientras se quedaba reflexiva, vio de lejos a Lucas y a continuación, se fue antes de que llegase. El pasillo estaba desierto. Las pocas señales de vida que transmitía Menhide High eran más escasas un lunes. Tampoco ayudaba mucho que en el recreo la mitad de los alumnos se escapasen de clase por falta de ganas de estudio.

El antiguo aula de música era perfecto para esconderse ya que nadie lo usaba. Hayley agarró una de sus orquillas y abrió la cerradura para esconderse. El aula estaba sucia y llena de polvo. Las cajas de informes no paraban de amontonarse en las desgastadas esquinas. Las telarañas ocupaban la mitad del techo y la mayoría estaban blancas por el polvo acumulado a lo largo de los años. Respiro hondo y se sentó en una de las cajas en las que se leía: “Informes de alumnos desaparecidos”. Inmediatamente, Hayley abrió la caja con cuidado ya que podía contener información sobre el paradero de Alison.

Papeles. Papeles. Más papeles. Había informes de alumnos desaparecidos hace más de 50 años e incluso los más recientes. Aunque nada de Alison.

-¿Por qué hay una caja con informes de alumnos desaparecidos?- se murmuró a si misma- Esto tiene pinta de ser otro misterio para Hayley Hardwicke, marginada odiada en busca de nuevas formas de que la expulsen. Genial.

Nuevamente relamió la misma decepción que el primer día de su desaparición. Empezó a comparar los nombres y sus datos uno a uno. En el primero ponía:

Nombre: Alexander Kopp
Fecha de nacimiento: 7/08/54
HDF: 7:45

Hayley se preguntó que sería HDF. Por muchas vueltas que le daba no conseguía entender que significaba ese extraño acrónimo. Cogió el segundo y distinguió claramente:

Nombre: Tiffany Pérez
Fecha de nacimiento: 27/03/88
HDF: 17:33

No tenían nada en común. Era todo demasiado extraño para encajar. La única cosa que tenían en común, y era demasiado obvio, era que los dos eran alumnos de Menhide High. Mientras intentaba descubrir que tenían en común y el por qué había una caja con informes de alumnos desaparecidos oyó el ruido de la puerta cerrarse. Pensando que era Lucas espetó en voz alta:

-Lucas, no tengo tiempo para tus jueguecitos. Tengo que averiguar porque Alison ha desaparecido. Déjame en paz.
-Me alegra que se interese por la desaparición de su compañera pero se va a tener que venir conmigo a mi despacho.-la voz dura y reacia de la Sra. Refugton hacía eco en los oídos de Hayley, a la vez que esta se daba la vuelta para comprobar que era ella.

Ahí estaba ella, con su falda bien alisada y plegada, su camisa de seda sin una sola mancha y su moño bien hecho e intacto. En vez de una directora de un instituto público, parecía la futura dictadora de Menhide.

-Si, Sra. Refugton.-La Sra. Refugton era una de las pocas personas que intimidaban a Hayley debido a que si ella hacía algo mal, podía suspenderle y evitar así que entrara en una buena escuela de baile como siempre lo deseaba. Era tan frustrante no poder hacer nada ante ella, como si fuese el mismísimo demonio, aunque en una parte lo era. Era el diablo de Menhide High. El mal echo persona. La viva imagen de la Parca.

Sus andares eran los más parecidos a un soldado militar y su afán por la dominación y el control del instituto eran más influyentes que en la guerra. Llegaron al despacho de dirección y la Sra. Refugton se sentó recta y con las piernas cruzadas. Hayley simplemente se desplomo en el asiento, dispuesta a plantarle cara como siempre había hecho.

-¿Se da cuenta del delito que ha cometido usurpando informes confidenciales de la historia de Menhide High?
-Yo no estaba usurpando nada. Sólo los miraba. La pregunta es, ¿por qué ahí informes de alumnos desaparecidos? Ni que los asesinasen y los vendiesen como carne de cerdo en la carnicería.
-No diga ideas disparatadas Srta. Hardwicke. Y aquí, las preguntas las hago yo que para algo soy la directora o ¿le gustaría serlo a usted? Créame, no es fácil dominar a mas de 500 alumnos salvajes e hiperactivos en un entorno educativo.
-Ya ya. El mismo sermón de siempre. Yo solo quiero averiguar que le ha pasado a Alison.-dijo acercando su cuerpo hacía delante.
-Si quiere jugar a detectives, juegue en su tiempo libre y deje a la policía investigar sobre el caso de la Srta. Barnes. Y cómo castigo deberá entregarme una redacción de por qué es tan malo usurpar y cotillear, limpiará durante una semana el pasillo central y me encargaré de que sus profesores le añadan más tarea.
-Pero eso es injusto.-se quejó Hayley sin resultado.

La Sra. Refugton se levantó de su asiento y empujo delicadamente a Hayley por la puerta.

-Podrá empezar a partir de mañana.

Cerró la puerta de un portazo. Hayley acomodo su mochila a un hombro y se peinó su pelo rojo. En ese momento vio a Lucas y sus miradas se encontraron. Pero Lucas pasó de largo para no complicar más la situación. Simplemente sonrió en forma de saludo. Hayley le respondió con una afligida sonrisa y se derrumbó moralmente.

El camino a clase no fue mucha más feliz. Las dos últimas horas que la quedaban las pasó haciendo monigotes en un folio y pensando que podría significar el acrónimo HDF que por mucha vuelta que hiciese no encontraba nada. Las palabras venían a su cabeza ninguna tenía sentido.

El regreso a casa no fue mucho mejor. Se tumbo sobre su cama y se tapo la cara con los cojines a modo de decepción. Se dio media vuelta y por un momento pensó en hundirse entre sus pensamientos, pero no lo hizo.

Se levanto de la cama y se dirigió hacía su portátil. Abrió una ventana de Internet y busco el nombre de Alexander Kopp.

Alexander Kopp, desaparecido el 8 de Noviembre de 1971 con 17 años de edad en Menhide High, Menhide. El joven asistía a la biblioteca cuando desapareció. El encargado afirmó que se dirigió a la zona de literatura inglesa cuando oyó un ruido y al aproximarse a ver que había ocurrido, el alumno había desaparecido. La ventana estaba abierta, lo que indicaba que podía haber escapado por ahí, pero esa hipótesis carecía de certeza debido a la falta de testigos y de un móvil para hacerlo.

Hayley se recostó incómodamente sobre su asiento y se fijo en su póster de la película Burlesque. Meditó brevemente que hacer y volvió ha acercase a su portátil para buscar el nombre de Tiffany Pérez.

Un pueblo entero consternado por la desaparición de la joven Tiffany Pérez. Sin duda 2000 ha sido el peor año de todos. Han sido ya 5 desapariciones en lo que lleva el año. Todo el pueblo se ha volcado en buscar a Tiffany, sin resultado. Según la confesión de una compañera de Tiffany, cuyo nombre ocultaremos por su seguridad, esta se acercó a la biblioteca en la visita libre para el acceso a un centro de secundaría. Estas dos se dirigían a la zona de literatura inglesa, cando su compañera se fue, Tiffany se quedó sola. Cuando su compañera volvió, Tiffany había desaparecido. Sólo estaba la ventana abierta, al igual que en las otras desapariciones.

Hayley no se dio por vencida y siguió buscando alumnos desaparecidos en Menhide a lo largo del siglo. Todos tenían algo en común, habían desaparecido en el mismo sitio y del mismo modo, la zona de literatura, asolas y con la ventana abierta. No tenía mucho sentido, todo era extrañamente misterioso.

Bajo a la cocina a por algo de comer. Cogió una manzana del frutero y subió otra vez a su cuarto. Tenían las piernas cansadas y los ojos decaídos. No había parado todo el día, aunque tampoco pensaba hacerlo. Se puso un pijama de franela negro con calaveras y se recogió el pelo en una suave y débil coleta. Apagó el ordenador guardando todo lo que había encontrado. Abrió la cama y se metió dentro dejando que el sueño la meciese en una cuna de sueños.

El tiempo se tornaba gris, un edificio alto, de gran tamaño se imponía detrás de Hayley. El bosque no dejaba ver el final del camino, pero se adentró. La espesa niebla no permitía ver los alrededores. La hiedra cubría cada trozo de madera de cada árbol. Mientras, Alison seguía allí. ¡Alison! Hayley no pudo evitar correr hacía ella, como si una fuerza la empujase a rescatarla. Pero las raíces de los árboles cobraban vida y la ataban de pies y manos dificultándole el caminar, hasta que fue inevitable quedarse inmóvil, rendido, postrada en el suelo ante el cuerpo sin vida de Alison, lastimada y llena de cardenales. Pero Hayley no desistió, lucho con todas sus fuerzas para liberarse de las cadenas de madera que la apresaban y llegar hasta Alison. No todo era inútil, consiguió liberarse del brazo derecho, atrapó una navaja que misteriosamente tenía en el bolsillo y comenzó a cortar las raíces del otro brazo y de las piernas. Cuando por fin se halló liberada, ya era tarde, El corazón de Alison dejó de latir.
El sobresalto de Hayley fue tal al levantarse que le provoco un tirón. Estaba sudada y raramente sorprendida. Nunca había tenido un sueño de tal calibre. Se apoyó sobre un antebrazo, como si estuviese tomando el sol, y se limpió su sudoroso rostro con el brazo que le quedaba libre.

Se dio una ducha rápida y se vistió con unas medias de red negras y un vestido de color verde azulado a rayas y unas botas hasta las rodillas con hebillas. Se puso un colgante en forma de llave antigua y una pulsera a juego con pequeños candados colgando y se alzo su mochila al hombro.

En la cocina, se tomó un tazón de cereales y un zumo de piña y cogió una barrita de chocolate para dirigirse de camino al instituto.

El cielo se volvía cada vez más claro y el sol resplandecía en su máximo apogeo y bañaba con sus rayos de oro todo Menhide. Los estudiantes aprovechaban para tomar el sol y poder ponerse morenos para el baile de otoño.

El camino resultaba más largo de lo normal y mientras las farolas se iban apagando Hayley chutaba una piedra.

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