Capítulo 1

Lucas se afeitaba la barba de tres días. Y Hayley peinaba su rojizo cabello y subía su camiseta de palabra de honor negra a rayas horizontales rojas.
-Cariño, estás muy guapa.-dijo Lucas mientras terminaba de afeitarse y echaba la cabeza hacia atrás y besaba los labios de Hayley en un beso cálido.
-¿Desde cuándo me llamas cariño?-susurró Hayley picaramente.
-Desde que estamos casados.
-No por mucho tiempo.
-¡No me hagas esto!-se quejó Lucas.-sabes que te quiero. Déjame demostrártelo.
-Tienes una semana a partir del lunes, después de terminar el curso en la universidad, para convencerme de que no me divorcie de ti.
-¿Y si lo hago?
-Seguiré siendo la Sra. Madison.
-¿Prometido?
-Prometido.

Hayley le volvió a dar un apasionado beso, corrigió su oscuro maquillaje y agarró su chaqueta de cuero negra. Estaban dispuestos a pasar todo lo que fuese si estaban juntos.

El camino al cementerio no fue muy agradable. Lucas estaba callado y Hayley reposaba sobre su hombro mientras Alice jugaba con su móvil. Bajo todas las capas de maquillaje que escondían a la frágil Hayley, se podía apreciar una minúscula gota de una lágrima sincera por la pérdida de una amiga.

Lucas aparcó el coche cerca de la entrada del cementerio, en el mismo lugar donde había aparcado, semanas antes, Hayley su moto. Hayley le había regalado a Lucas un coche nuevo, porque se sentía culpable del destrozo de su anterior coche. El funeral ya había dado paso a las lágrimas y los lloros. Y el enterramiento del placido cuerpo de Alison sobre la tierra húmeda. Los alegres rayos del sol habían desaparecido, presentándole su lugar a las nubes enfadadas y chorreantes de agua que caía en forma de una brutal lluvia. El funeral ya había acabado pero Hayley y Lucas permanecieron sentados en la tierra junto con el cuerpo sin vida de Alison.

Hayley lloraba desconsoladamente. Y leía en bajo un papel mojado que sostenía en sus manos.

Alison:
Lo siento. No pude hacer nada. Y hoy, entre tanta gente no he sido capaz de acercarme a saludarte. Quiero que sepas lo mucho que te echaré de menos. Necesito pedirte perdón por todos los momentos en los que te ridiculicé y te ignoré. Siento haberte tratado mal y empezar a tratarte como te merecías tarde. Intente arreglarlo pretendiendo ser la heroína de Menhide cuando ni si quiera llego a cucaracha. Lo siento mucho, de veras.
Por siempre tuya:
Hayley Hardwicke

Sin casi poder evitarlo, dejo caer su carta y el viento empezó a arrastrarla por el cementerio. Lucas ayudó a Hayley a levantarse y la llevo al coche, abrazándola por la cintura, dónde los esperaba Alice. Hayley decidió volver a recostarse sobre el hombro de Lucas.

Necesitaba un buen baño. Abrió el grifo en el agua caliente y dejo que la bañera se llenase. Se deshizo de su bata de seda negra y se dejó caer sobre el agua tibia reposando su cabeza contra la pared. Sus ganas de risas y de felicidad habían disminuido hasta tal punto que se sentía distante. Como en otra dimensión. Tan amarga sensación hacía que Hayley se encontrase en un estado de lapsus hipnótico que la incapacitase para levantarse de la bañera. Cuando por fin lo hizo, se paro frente al espejo y se paso las manos por su cara. Rozo con la yema de sus dedos las ojeras que se le marcaban debajo de sus ojos. Se alisaba su pelo con las manos y acariciaba sus mejillas delicadamente. Se acercó lentamente a su cuarto y entro en su armario. Saco un pijama corto y se lo puso. Se dejo caer sobre su cama y dejo que sus parpados cayeran lentamente. “Mañana será otro día” pensó Hayley con una impaciencia terrible por dormirse.

5 meses después

Se levanto sudorosa. No tenía ganas de nada pero aún así, hizo un esfuerzo por levantarse, bajar hasta el salón y dejarse caer sobre el sofá.

-Todo esto es muy duro, ¿no?-le sorprendió la tranquilizadora voz de Lucas .
-Si, bastante.-respondió con una voz ronca, muy ronca.
-Relajate. Respira hondo y concentrate en ser feliz.
-¡No puedo! ¡En menos de un año he perdido a dos seres queridos! ¿y tú quieres que sea feliz? ¿Cómo es eso posible?
-¿Sabes lo que tienes que hacer?
-¿Qué?
-Ir a clase y olvidarte de todo.

Hayley se levantó de mala gana y subió de nuevo hasta su cuarto. Abrió la puerta del armario y rebusco entre sus camisetas. Sacó una camiseta roja con la inscripción en negro de las 10 razones para adorar Sum 41. Se la puso con unos pitillos negros y sus converses negras. Bajo lentamente y salió a la calle y se dirigió al coche de Lucas. Agarró su móvil y marcó un número.

-¿Lucas?
-¿Qué?
-Qué no. ¿Piensas llevarme algún día a clase? Qué yo en el estado que estoy no puedo conducir. ¡Ah! Y traeme la mochila.-dijo en un tono más alegre y sosegado.
-Ahora voy.

Lucas llegó al coche cinco minutos después con la mochila de Hayley en la mano. Se sentó en el asiento del conductor y le dio la mochila a Hayley.

-Por fin has decidido hacer algo con tu vida.-dijo Lucas intentándola hacer reír.
-Y tú con tu coche.-devolviendo la broma y pegándole suavemente en el brazo.
-¿Has decidido que vas ha hacer en este curso?
-¿Cómo que en este curso? Dirás en mi vida. La semana que viene cumplo 18. Y estoy de camino a una clase de química en la universidad. Asignatura que odio a la cual me has convencido ir.
-Quiero que mi pequeña Hayley sea algo en esta vida.
-Quiero matar a alguien por mi cumpleaños y conozco la persona perfecta.-puso la sonrisa del Pigsaw.
-¿Quién?
-Tú.

Todo el camino fueron hablando de banalidades y riéndose de tal manera que retumbaba el eco en aquel Mercedes negro. Sentían que tenían el mundo para ellos solos. Todo era suyo, excepto sus vidas.

-Lucas, ¿y si hacemos pellas?
-Eres tú la que gana o la que pierde. A mi me da igual. ¿ A donde quieres ir?
-Quiero ir a algún lugar donde se respire aire fresco y donde pueda ser yo. Donde no haya discusiones ni peleas. Donde no haya Andrews que me incordien ni sueños malos. Quiero disfrutar de las cosas en su verdadero esplendor. Quiero ser la señora Madison por un tiempo. Porque... que yo recuerde no hemos tenido luna de miel.
-¿Y si la tenemos ahora?

Lucas dio un volantazo y fue en dirección contraria. Cruzaron Menhide, Smashville e incluso Operbridge. Lucas siguió conduciendo más allá de los terrenos que separaban el estado. Tras media hora de conducción, llegó a divisar un cartel que ponía: Las vegas.

-Me has llevado a la ciudad que nunca duerme, de día.-se quejo Hayley.
-Tú misma lo has dicho, nunca duerme.

Lucas continuó su conducción por las calles solitarias cubiertas por un par de transeúntes, ladrones y desperdicios de basura tirados por el suelo. Estacionó cerca de una estación de policías. Por si las moscas. Le gustaba pensar a Lucas. Salieron del coche y juntos pasearon por las vacías calles, evitando cualquier encuentro casual con algún ladrón. Entraron en un bar que, a esas horas, parecía el típico bar de carretera. La camarera vestía un vestido azul celeste muy apagado y lo cubría con un delantal blanco. Poseía una redecilla en el pelo que cubría un moño cinquentero.

-¿Qué les sirvo?-dijo la camarera. Su voz era áspera y ronca. Su cara dejaba mucho que desear en cuanto a belleza. Hayley no hubiese duda que aquella señora fuese guapa en su mejor época pero ahora esa belleza se había convertido en arrugas y un gran lunar que la recordaba a la Sra. Marra.
-Una coca cola y...¿tú que quieres Hayley?-preguntó dirigiéndose a Hayley.
-Una fanta de naranja.
-No nos queda.
-Pues otra coca cola.

La mujer se alejo hasta una habitación cubierta por una cortina blanca manchada por la grasa y el paso del tiempo. Al rato, volvió con dos coca colas. Lucas y Hayley se las tomaron rápido. No tenían intención de seguir mucho rato en ese lugar. Volvieron al coche después de pagar las bebidas.

Se sentaron en la parte trasera y empezaron a hablar. Todas las banalidades que decían eran pocas y las bromas y chistes no cesaban.

¿Qué tal tu mañana en Las Vegas? Dicen que es la ciudad de las luces, yo te hubiese llevado de noche.

Andrew Lett 12:54 horas.

Junto al mensaje venían adjuntadas algunas fotos. Todas de ella y de Lucas juntos en su mañana loca en Las Vegas. Hayley borro el mensaje y no le dio importancia. No quería dársela a Andrew. Apagó el ordenador y bajo al salón. Se sentó junto a Alice y vieron la tele en silencio.

-Tienes un brillo especial en los ojos. ¿Tanto te entusiasma la clase de quimica?
-Si, Alice, si.-dijo Hayley dando un suspiro y abrazándola.

Siguieron viendo la tele en silencio. La caja tonta emitía un programa basura de cotilleos. Ni a Alice ni a Hayley les gustaba, pero no tenían nada mejor que ver. Era todo tan aburrido. Alice se había puesto enferma así que no fue a clase.

-¡A comeeeeeeeeer!-gritó Lucas desde la cocina.

Alice y Hayley se acercaron lentamente. Cuando Alice descubrió el exquisito olor de las chuletas de su hermano mayor se acercó corriendo a sentarse en la mesa. Hayley siguió avanzando como un zombie hasta la mesa donde tomo asiento al lado de Alice. Lucas se sentó al lado de Hayley mientras traía los tres platos de chuletas con patatas fritas que tanto gustaban a Alice y a Hayley.

El silencio se hizo incómodo con Lucas al lado. Hayley tenía la extraña sensación de que necesitaba hablar, pero ella se negaba. No había hablado con Lucas desde que estuvieron en Las Vegas. Simplemente dejo su tenedor sobre el plato, se levanto y lentamente subió hasta su cuarto. Se tumbo en la cama y dejo reposar su cabeza en la almohada. No quería saber nada más de lo ocurrido, no quería sentir lástima de nada, no quería darle tanta importancia a los mensajes de Andrew, no quería estar casada, pero lo estaba. Estaba harta de todo lo que la rodeaba. En su mente solo pensaba en coger la 38 que había heredado de su padre y pegarse un tiro en la cabeza. Así no sabría nada más del mundo.

Estaba tan cerca de todo y al mismo tiempo de la nada. Sólo pensaba en huir de Menhide. Tal vez a Smashville o incluso Operbridge, le daba igual. Sólo quería irse. Necesitaba un pasaporte a la libertad o su muerte. Agarró su navaja del cajón de la mesita y lo dirigió hasta su muñeca izquierda. El frío filo de la cuchilla atravesaba lentamente su piel hasta llegar al liquido rojo de la vida que brotaba intensamente gota a gota y manchaban el edredón que cubría la cama. La desnuda cara de Hayley mostraba lágrimas debajo de sus ojos.

-¿Qué haces?-gritó sorprendido Lucas desde el marco de la puerta.
-Lo que debí de hacer hace mucho tiempo.-contestó Hayley entre lágrimas y sollozos mientras apretaba aún más la navaja.
-¡Para ya!-la ordenó Lucas con un tono enfadado, arrancándola la navaja de las manos.

Lucas se ponía protector con Hayley. Era como su niña pequeña. Se preocupaba mucho por ella. Hayley odiaba la vena paternal que le salía a Lucas muchas veces, pero por más que lo intentase, no la podía evitar.

-Sabes que no puedes seguir con esto.-dijo Lucas sentándose al lado de Hayley.
-Lo sé. Pero no lo puedo evitar. Siento que todo está mal.
-Lo de está mañana no estuvo mal. Estuvo diferente. Estas acostumbrada a que te trate como si fueses mi hija. Debes darte cuenta de que yo no soy tu padre, soy tu esposo.
-Eso es raro.
-Lo sé.

Lucas abrazó a Hayley y dejó que llorase. Luego se acercó al botiquín del baño y la curo la herida de la muñeca. Luego la beso en la frente y bajaron abajo a terminar de comer. Hayley partió su chuleta, que había calentado previamente Lucas, y empezó a masticarla lentamente tragando cada pedazo como si fuese fuego.

Terminaron de comer y Lucas ayudó a Alice a hacer la tarea que la profesora la había enviado por telefono. Hayley subió arriba y reabrió el correo. Otro mensaje nuevo.

Muy mal querida Hayley. Cortarse no es la solución, esa es la muerte. Y esa me la tienes que reservar a mi. Acuérdate de nuestro trato. Lucas ya me abrió el camino sólo me queda caminar.

Andrew Lett 15:54 horas.

Siguiendo los pasos anteriores, envió el correo a la carpeta de eliminados. Su pulso temblaba. Pero de igual manera, no quería darle importancia. Realmente, Andrew la tenía. Merecía toda la atención de Hayley y más. Por su culpa había muerto Alison, y tenía miedo de cualquier cosa que hiciera. Andrew podría haberla visto desnuda. Algo que no quería que fuese muy frecuente. Ella quería decirle a Lucas que pensaba que estaba mal por Andrew, que tenía cierto temor a que la espiasen. Ella sabía que no podía. Solo le quedaba la resignación de pensar que tenía dos hermanas mayores, a Lucas y a Alice. Era la más rica de Menhide y la que mejor vive superficialmente. Pero interiormente era la más infeliz, agobiada, estresada y mal afortunada de todo el pueblo.

Ella necesitaba un poco de paz, así que bajo a la cocina dando tumbos por las escaleras y llegó hasta la nevera donde la esperaba un buen bote de helado de vainilla y una gran cuchara.

Subió de nuevo arriba y puso According to you de Orianthi a todo volumen mientras se tiraba sobre su cama a comer helado. Esperando a que la tarde pasase y que la mancha de sangre se secase lentamente mientras el estribillo sonaba en su cabeza:

But according to him
I'm beautiful,
incredible,
he can't get me out of his head.
According to him
I'm funny,
irresistible,
everything he ever wanted.
Everything is opposite,
I don't feel like stopping it,
so baby tell me what I got to lose.
He's into me for everything I'm not,
according to you.

1 comentarios:

María O.D. dijo...

¡Hola! Por fin estoy aqui poniendome al dia con tu novela, me parece muy interesnate, te juro que no puedo con la intriga,¿por que ese Andrew sabe todo lo que hace Hayley? No me pierdo los proximos capitulos :)

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