Capítulo 5


Hayley se sentó en el sofá mientras Lucas daba vueltas por toda la casa en busca de algo. Al darse por vencido, se sitúo en lo que seria el centro de la casa y voceo:
-¡Alice!
Hayley no se aventuraba a preguntar quien era Alice, pero supuso que en ese momento no importaba quien fuera. Solo había saber que era importante para Lucas. Era todo lo que necesitaba saber.
-¡Alice!- berrearon los dos a coro.
-Hayley, acompáñame fuera, si salimos fuera los dos tendremos mas oportunidades de encontrarla.
-Vale.- se limito a responder. Estaba anonadada.

El jardín, a pesar de parecer pequeño, era inmenso y bien organizado y decorado. Lucas bajo por una pequeña y lóbrega trampilla atestada de fruslerías y carcoma. La única luminiscencia que se apreciaba era una arcaica bombilla que apenas daba luz. Las escaleras crujían con las pisadas y la puerta de la trampilla rechinaba con el soplo gris de las hojas otoñales.

Un sonido chocante espanto a Hayley que casi retozó a los brazos de Lucas en busca de resguardo.

-¿Alison? ¿Estas ahí? Soy yo, Lucas.- expuso en n tono afable y cariñoso.

Los gimoteos que se percibieron antes, volvieron a sonar, pero más disipados. Una niña con el cabello rubio claro emergió de las sombras. Hayley supuso que era Alice. Ahora el quid de la cuestión era quien era Alice.

-Alice, preséntate como te enseño mamá.
-Buenos días.-empezó a mostrarse Alice.- Me llamo Alice Madison y tengo 8 años. Soy la hermana pequeña de Lucas. Encantada de conocerla, señorita.
-Encantada. Me llamo Hayley Hardwicke. Tengo 17 años y soy amiga de tu hermano. Y por favor, trátame de tú.
-Vale, Hayley.

El sofá de Lucas no era precisamente cómodo, pero encontrarse abrazada a él era mucho mejor que cualquier colchón.

-Siento el susto de antes pero mi padre me había llamado diciendo que no encontraba a Alice.
-No pasa nada.

Lucas la volvió a besar en la frente pero Hayley se resistió a ese beso apartando su cabeza. Antes de que pudiese reaccionar, Lucas ya estaba besando a Hayley. En esta situación, Hayley se había adueñado del control.

Cuando Lucas sentía más necesidad de Hayley, esta le frenó.

-No creo que estemos haciendo lo correcto, no delante de Alice. Tal vez en otro momento.

Lucas se quedo con la palabra en la boca cuando ella le puso el dedo índice en la boca y le chisto suave y delicadamente.

-Disfruta de la situación. Porque mañana cuando volvamos a clase seguiremos siendo Hayley Hardwicke y Lucas Madison. Y no podremos hacer nada más que esperar a que todo esto termine. Te deseo, y lo sabes. Pero es demasiado pronto. Necesito bajar mi cabeza del cielo y posar mis pies en la tierra. Ahora mis prioridades son la desaparición de Alison y las tuyas cuidar de Alice. Te prometo que cuando todo se haya solucionado estaremos juntos, pero hasta entonces, tendrás que rezar por otro momento de debilidad como este.

Lucas no sabía que decir. Tampoco se atrevía ha hacerlo. Hayley había dominado la situación, y por una vez se estaba comportando como una adulta. Alice se quedo perpleja ante el mini discurso de Hayley y empezó a aplaudir y chinchar a su hermano que le cogió en brazos y les subió a sus rodillas.

Pasada una hora de juegos y charlas entre Hayley, Lucas y Alice, Hayley tuvo que irse. Lucas decidió llevar a Alice con ellos por si las moscas. Hayley se sentó en el asiento del copiloto y Alice en el de atrás. El camino hacía la casa de Hayley fue silencioso, únicamente ataviado por las indicaciones que ofrecía Hayley a Lucas.

Cuando llegaron, Hayley se despidió con un suave y breve beso de despedida a Lucas y un gran enorme abrazo a Alice. Hayley saludo con la mano mientras se alejaban y entró en casa. Una nota de su madre estaba en la nevera.

Cariño, volveré enseguida. He ido a comprar.
Te quiere:
Mama
Hayley odiaba cuando su madre iba a comprar. Siempre se entretenía con alguien en el súper. Cualquier disculpa era buena para ir y dar palique a cualquiera. Era capaz de aguantar hablando más de dos horas. Era decepcionante ver como su madre tenía fama de la más cotilla.

Hayley subió hacía su cuarto donde le esperaba su portátil encendido. Pasadas media hora en la revisión de su correo y sus redes sociales el timbre sonó. “¡Genial! Mama se ha vuelto ha dejar las llaves” pensó en lo más profundo de su ser. Bajo ligeramente por las escaleras, como si de una pluma se tratase.

El timbre siguió sonando. Para sorpresa de ella, no era su madre quien estaba en la puerta. Era la policía. Un tipo bajito y regordete con un gran bigote bajo su ancha nariz y un alto y también regordete.

-¿Hayley Hardwicke?- dijo el policía más bajito.
-Si, soy yo. ¿He hecho algo malo y me llevan a un reformatorio? Le advierto que eso no le va a gustar nada a mi madre.
-No, no venimos por eso. Venimos por su madre. Siento mucho tener que decirla esto pero…-el policía alto y flaco intento dar un poco de misterio buscando como suavizar la noticia.- su madre ha muerto en un accidente de tráfico. Ella cruzaba un paso de zebra y un conductor ebrio la atropelló. Los médicos han intentado reanimarla pero no se pudo hacer nada. El corazón ya no podía bombear más sangre y dejo de latir. Lo lamento mucho.
-¿Esta seguro de que es ella? ¿No se habrá equivocado?
-Se que en este momento esta muy confusa pero debe asumirlo. Debe acudir al juzgado para el juicio contra el conductor. Le aconsejo que lleve a alguna persona que le acompañe y le apoye en el juicio. En este informe tiene todos los datos que necesita.

Lo primero que hizo después de cerrar la puerta a los policías fue agarrar el móvil y llamar a Lucas.

-¿Si?-contestó Lucas un poco aturdido.
-Lucas, se que nos acabamos de ver, pero necesito que vengas a mi casa ahora, por favor. Es urgente.
-¿Qué paso? ¿No sabes con que combinar la ropa?
-Lucas, por favor, esto es serio. Ven ahora.

10 minutos después, Lucas ya estaba en la puerta de Hayley. Hayley le dio un gran abrazo y le guió hasta el sofá.

-Dime, me tienes en ascuas. ¿Qué paso? Tú no eres mujer de dar abrazos.
-¿Me podrías acompañar mañana al juicio, por favor?
-¿Ya te metiste en algún lío?
-¡Lucas! ¡Déjame terminar las frases! Resulta que, bueno, mi madre ha muerto y yo tengo juicio con el hijo de puta que la atropello.-empezó a tomar un tono furioso.
-Lo siento mucho.- expresó Lucas mientras la agarraba entre sus brazos y la daba un gran y enorme abrazo. Él sabía por lo que ella estaba pasando.-Pero, ¿Por qué quieres que lo haga yo? ¿No tienes más familiares?
-No. Mi padre murió y no tengo tíos. Y de aquí no me fío de nadie excepto de ti. Y realmente te necesito ahí conmigo.
-Te acompañaré y asumiré lo que haga falta. Por ti, lo que sea.

Durante dos largas horas sólo existieron ella y Lucas. Juntos sin más compañía que el rumor exterior. Empezaron a embolsar las cosas de su madre mientras Hayley aguantaba el sufrimiento interno que concebía.

El sarcasmo y la ironía se habían quedado atrás y la faceta débil y frágil de Hayley salió a relucir. Su extraño sentido del humor se había acabado y su pelo se había vuelto lacio, sin brillo. Su corazón se había derretido y en su lugar quedaba el sin sentido de le existencia, la perdida de un ser querido. Sus ojos se estaban apagados y sin expresión. La calida y cercana sonrisa que tenía cuando estaba con Lucas se había vuelto una sonrisa fingida, fría y distante.

Perdida en el olvido las cosas sonaban peor. El crepúsculo poco a poco se avecinaba y todo se oscurecía. Las pocas sombras que proyectaba el sol se iban desgastando hasta que ya no quedaba más que ligeras sospechas de lo que serían una mesa y un gran jarrón chino con toques orientales. Desorientada y confusa Hayley dejo caerse sobre los hombros de Lucas suavemente.

La luz se palidecía y los obstáculos se agrandaban y se hacían más peligrosos. Pinchos y estacas se amontonaban sobre marchitos rosales espinosos. El sendero se extendía a lo largo del camino. Y las imágenes de la infancia adornaban el cielo oxidado por el tiempo. No había luz ni oscuridad, era la mezcla de eso lo que hacía tan siniestro el lugar.

Fantasmas del pasado echaban el aliento en su nuca. Hayley intento girarse pero una fuerza extraña no la dejó. Un piar de las aves se auscultaba lejanamente. Instantáneamente un rosal rozo el brazo de Hayley, pero la herida era más que una simple raspadura y un par de arañazos. Podía ver años de decepción en la herida, secuencias malditas de una insulsa vida. El piar de las aves cesó y en su lugar se oía un estribillo que logró fácilmente apreciar:

Move your body when the sunlight dies
Everybody are you runnin' from the scarecrow
Everybody hide

Hayley supo enseguida que canción era, pero no logró encontrar el nombre. Era como si todo lo que conocía se había perdido en el camino.

Y allí estaba ella. Más flamante que nunca. Alison, radiante, feliz y con una mujer mayor con ella. Esta vez, Hayley encontró la palabra adecuada.

-¿Mama?-dijo casi en silencio. Pero la oyeron y se giraron. Pero no duro mucho y volvieron a sus asuntos.

-¡Aaah!- gritó Hayley a la vez que se incorporaba.
-¿Una pesadilla?-preguntó Lucas.
-No sé muy bien como explicártelo. ¿Podrías quedarte aquí esta noche, por favor?
-Si, claro.

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